El último sábado se conoció la triste noticia del fallecimiento del reconocido periodista Sánchez Bonifato, a quien la mayor parte de los periodistas de Misiones, conociamos como “fuma”. El colega Mario Pernigotti realizó desde su propia visión, una semblanza sobre este periodista que tambien dejo su impronta en nuestra provincia. Desde Portal Misiones hacemos también un reconocimiento al apreciado “fuma” y hacemos propias las palabras de Mario, reconociendo a la “Gente valiosa que hizo mucho por la memoria de Misiones”. Foto de tapa: Diario el Territorio
Leonardo Sánchez Bonifato ya no está entre nosotros. Pero quedan los recuerdos de un compañero de redacción de épocas gloriosas de El Territorio e -inclusive- de mucho antes
Leonardo Sánchez Bonifato era posadeño neto. Ciento por ciento. Pero primero conocí a su padre Chiquito Sánchez Ratti. Vivía en la que fue la antigua vivienda familiar con ladrillos al adobe de la calle Colón frente al Colegio Roque González. Estudiaba Investigación en la vieja Facultad de Ciencias Sociales y no sé por qué avatares terminé entrevistando a Chiquito. Sabía porque era historiador y conocía Misiones. Me retó porque no llevé grabador pero me dio toda la data.

Pocos años después, conocí a Fuma… vaya nombre. Pasó mucho tiempo hasta que supe que ese sobrenombre no tenía que ver con el cigarrillo, la pipa, o el tabaco. Nada que ver. Venía de un viejo apodo en el que lo habían bautizado FuManChú, el famoso mago chino. Achicado, quedó Fuma.
Eran los bravos años 70 de la dictadura y Fuma convivía con la bella intelectual Luisa Celman. Ella mamá de tres niños (Pablo, Gabriela y Sebastiana) y tenían su vivienda a la vuelta de la casa de Fuma por la calle Entre Ríos casi Colón (estaba el cine creo que Ambassador donde hoy está el hotel). Constituían una interesante pareja ya que los hijos de Luisa trataban a Fuma como a un verdadero padre y viceversa. Ella estaba al frente de la Fundación Humberto T Pérez de El Territorio que regenteaba con una joven promesa de las letras paraguayas Numi Silva que la ayudaba en esos menesteres. Ahí solíamos ir con Carlos Semilla y María del Pilar Ricci. Íbamos a hacer un trabajo de investigación en la comunidad de Aristóbulo del Valle para la Fundación.

De los recuerdos que tengo, Fuma que andaba por los 40 y pico era que ambos -miembros de la progresía local- levantaron sus copas de champán cuando el sandinismo -al fin- pudo echar a los Somoza de la dictadura en Nicaragua. Estaban contentos claro está.
Posteriormente la vida nos separó un tiempo. Volvió la democracia. Fuma fue funcionario del primer gobierno provincial y quien escribe esto trabajó en investigación en la Entidad Binacional Yacyretá. Una década más o menos.

En los noventa nos volvimos a cruzar.
Fuma integraba el calificado plantel de periodistas de El Territorio. Lentamente fui ingresando a ese mundo increíble y fui conociendo a las mejores plumas del periodismo local.
Sí, allí estaban además de Sánchez Bonifato, Oscar Vidal Edelman, José María “Cachilo” Arrúa, Carlos Correa, Susana Behar, Aníbal “Nibita” Pérez Miranda, Patricio Downes, Carlos Víctor “Tito” Lobato, Mario Wilde, Carlos García Coni, Rubén Ayala Ferreira, María Inés Palmeiro, Pedro Abdón Fernández, Numi Silva, entre muchos otros y estoy seguro que la memoria me está fallando. Pido perdón por olvidar a algunos. Empecé a formar de ese equipo en 1993.

Fuma además había recibido casi por herencia la corresponsalía de La Nación que antes la tenía su padre.
Ya había vuelto a vivir en su casa paterna de la calle Colón.
En esa época, Downes era el corresponsal de Clarín y los dos diarios tenían sus representantes dentro de nuestro diario local. La competencia entre ambos era feroz. “Casi siempre me ganabas”, admitió una vez con hidalguía Fuma ante Patricio. “Pero algunos goles te metí, eh”, agregaba con picardía.
Ese es el recuerdo que tengo de Fuma. Y no me extenderé más.
Compartí horas y aprendí mucho.
Gente valiosa que hizo por la memoria de Misiones.