Las retenciones al agro fueron recortadas permanentemente (soja al 26 %, maíz al 9,5 % y carne al 5 %) con la intención de incentivar la liquidación de la cosecha gruesa y aliviar la tensión cambiaria. Sin embargo, el impacto inmediato se ve limitado: los productores ya vendieron gran parte de sus granos y no muestran urgencia en liquidar más.
A pesar de la mejora tributaria, las declaraciones juradas se desaceleraron tras el vencimiento del plazo al 30 de junio, y las liquidaciones que ingresaron en julio ya fueron anticipadas. Si bien junio fue un mes récord con más de USD 3.700 millones, se proyecta una merma sensible en agosto por menor volumen pendiente.
El dólar mantiene su tendencia ascendente y los analistas advierten que la oferta de divisas seguirá escasa sin un derrame sostenido del agro. La demanda de cobertura por motivos electorales y la presión sobre el tipo de cambio acechan el equilibrio del dólar oficial y paralelo.
El Gobierno confía en que la baja impositiva fomente ventas distribuidas a lo largo del tiempo, evitando distorsiones abruptas. No obstante, la clave será si los precios internacionales evolucionan favorablemente, ya que sólo así se activará una segunda tanda de liquidaciones en el sector.
Fuente: Ámbito