Celulosa Argentina, uno de los principales grupos forestoindustriales del país, anunció que sus plantas industriales en Capitán Bermúdez (Santa Fe) y Zárate (Buenos Aires) se encuentran paralizadas. Solo se efectúan tareas de mantenimiento menores por personal que no se fue de vacaciones.
La compañía comunicó que no pudo afrontar el pago de cheques ni Obligaciones Negociables desde mayo, acumulando una deuda superior a los US$ 128 millones, con más de la mitad vencida en el corto plazo. Enfrenta declive de ventas internas y exportaciones con baja rentabilidad.
El grupo responsabilizó a la “timba financiera”: el carry trade elevó el costo del capital en dólares a niveles muy altos, ahogando la operatividad de una empresa que factura mayormente en pesos o exporta con márgenes reducidos. Este círculo vicioso profundizó la crisis operativa y financiera.
En paralelo, Celulosa Argentina trabaja en una reestructuración de deuda mediante el banco VALO Columbus y busca atraer nuevos socios o inversores. El plazo vence el próximo 31 de julio, aunque uno de sus principales acreedores ya inició acciones judiciales por incumplimientos.
El caso expone una vulnerabilidad estructural del sector: industrias clave atrapadas en un contexto de inflación, falta de crédito barato y deterioro del capital de trabajo. Sin financiamiento accesible ni un marco regulatorio sostenible, se agrava el riesgo de cierre definitivo y desempleo masivo.
