El reciente incendio en la Isla Caraguatay volvió a exponer una realidad que duele: la falta de control y cuidado sobre uno de los patrimonios naturales más valiosos de la región. El fuego, originado por un descuido humano, arrasó la zona de campamentos y dejó en evidencia que la protección ambiental sigue siendo una tarea pendiente.

Como señaló, en dialogo con Portal Misiones, Adrián Guerrero, presidente del Club de Pesca de Montecarlo, los guardaparques y Prefectura hacen lo que pueden, pero sin recursos suficientes. A esto se suman la pesca y caza ilegal, el ingreso de personas desde Paraguay y la basura que se acumula sin control. Un paisaje hermoso se convierte, poco a poco, en un terreno degradado por la falta de compromiso.

Guerrero recordó que hace dos meses se advirtió al Ministerio de Ecología sobre el riesgo de incendios, pero no hubo respuesta. La tragedia, entonces, no sorprendió a nadie. Es el resultado de la desidia institucional y del descuido social, dos llamas que también consumen el valor de lo que somos como comunidad.

Por último, adelantó que desde el Club de Pesca trabajan en un plan para instalar carteles informativos y un fogón comunitario con el objetivo de reducir el riesgo de incendios y fomentar un uso responsable del entorno.

Hoy, más que nunca, la Isla de Caraguatay necesita presencia, planificación y respeto. No se trata solo de proteger un espacio verde, sino de entender que el fuego que arrasa la naturaleza también nos quema la memoria y el futuro.