La ciudad de Roma convulsiona de emociones tras el fallecimiento del Papa Francisco, el sumo pontífice argentino que marcó un antes y un después en la historia de la Iglesia Católica. Multitudes de fieles llegan desde todos los rincones del mundo para darle el último adiós. Jefes de Estado, líderes religiosos, adolescentes, familias enteras: todos emprenden una verdadera odisea con tal de despedirse antes de las exequias.
En diálogo con Portal Misiones, el Padre Alejandro Núñez —oriundo de Eldorado y residente en Roma por sus estudios en una universidad pontificia— compartió su mirada sobre el momento histórico que vive la capital italiana. “Roma está atravesando distintas facetas”, expresa con serenidad.
Una de las facetas es la tristeza profunda por el duelo que sienten los fieles al perder al representante de Pedro en la Tierra. También hay una faceta social, marcada por la presencia de figuras políticas, movimientos sociales y delegaciones de todo el mundo. Y, finalmente, una gran incertidumbre: «estamos prácticamente sin cabeza», reflexiona el padre, aludiendo a la expectativa y el desconcierto ante la elección del próximo Papa
«Caí en la cuenta de que el Papa había muerto cuando me detuve a pensar…». La tristeza se mezcla con la emoción en sus palabras, al hablar del dolor que atraviesa a tantos fieles ante la pérdida de su máximo referente espiritual.
«Fue un Papa que quizás no fue del todo comprendido por los europeos, pero sí por nosotros», afirma con convicción. Francisco, proveniente del llamado ‘»Tercer Mundo», con sus principios y su voto de pobreza, transformó la imagen de la Iglesia para los países más postergados. Representó a los pobres, a los olvidados; fue una voz que vino desde el sur del mundo y que resonó con fuerza en Roma.
