Desde este miércoles 5 y hasta el domingo 9 de noviembre, la capital provincial de la madera celebra la 40ª edición de la Fiesta Nacional de la Madera en el predio Verón Gallardo, con un marco de público multitudinario, más de 150 expositores y una historia que combina esfuerzo, identidad y orgullo misionero.

Uno de los protagonistas de esta historia es Ricardo Ramos, periodista, locutor y músico que estuvo desde la primera edición en la conducción del festival. En diálogo con Portal Misiones, Ramos revivió aquellos inicios llenos de desafíos:

“La primera fiesta la hicimos a puro pulmón. Éramos cuatro locos de la guerra. No había pavimento, todo era tierra y barro… y esa mañana llovía tanto que estuvimos a punto de cancelar. Pero al mediodía salió el sol, y empezaron a llegar los visitantes, los músicos, los expositores. Desde entonces, en San Vicente los días de fiesta son días de sol”, recordó con emoción.

Durante la apertura oficial de esta 40ª edición, Ramos volvió a sentir la misma energía de aquellos comienzos.

“Se vivió una emoción muy especial, me emocioné, lloré… el propio intendente, Fabián Rodríguez, vino a abrazarme. Fue algo muy lindo que marcó la primera noche”, contó visiblemente conmovido.

La Fiesta Nacional de la Madera, creada en 1982 como homenaje a los trabajadores madereros y las familias pioneras del sector, se consolidó como uno de los eventos más importantes del centro de Misiones. Combina espectáculos musicales, exposición forestoindustrial, feria artesanal y actividades culturales y de capacitación que muestran la fuerza del trabajo local.

El predio del Verón Gallardo, que hoy se presenta como un espacio “más poliactividad que polideportivo”, según Ramos, puede albergar hasta 20 mil personas. “Todo el año se labura para esto, tal como debe ser”, destacó el conductor.

La noche del jueves fue también de gala, con la elección de la Reina Nacional de la Madera, título que recayó en Valentina Belén Rintfleisch, joven de Colonia Alberdi y descendiente de familia alemana, quien se convirtió en la nueva embajadora de la tradición forestal misionera.

Cuarenta años después, la Fiesta sigue siendo un reflejo de la identidad de San Vicente: trabajo, comunidad y orgullo por una historia tallada en madera y corazón.